Quizá,
necesite mirar desde más arriba
para tener una mejor perspectiva
de los horizontes de otra vida
distinta a ésta desde mi silla,
quizá,
si pudiera mantenerme en pié,
podría sentir el sol en mi piel,
pintar la luna con un pincel
y plantar en las nubes un clavel,
quizá,
requiero de mi alma, un imposible,
y mi corazón se ha vuelto sensible,
mis fuerzas ya no están disponibles,
los retos, son a diario, invencibles,
quizá,
mi columna no sólo se llevó mis piernas,
también robó consigo de forma eterna
las ilusiones perdidas hacia la caverna
donde duermen los sueños y los hiberna,
quizá,
las dificultades impuestas
por esta sociedad funesta,
sean las mismas de mi cesta
y me las cocine para la ingesta,
quizá,
las ruedas de mi silla descuadran
en el camino inventado y ladran
en aullidos monótonos que taladran
mis oídos y mis sentidos al alba,
quizá,
ésta sea mi locura, mi impotencia,
un intento de saltar de la indolencia
y sentir la vida en esta demencia
para solicitar a la muerte, carencia,
quizá,
mi silla, pueda ser, la salvación
de algún incauto mal conductor.
Angel L. Alonso
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