Detrás de la cortina
de lluvia envuelvo
mi cuerpo de dolor.
Tus caricias que fueron
una vez agasajos furtivos,
desaparecieron como se
esfuma una paloma
dentro del sombrero
de un mago seductor.
¿La magia dónde queda
cuando baja el telón?
Todo es espejismo y
nada importa. ¿Por qué
despojamos el corazón?
Sólo quedan los suspiros
que el viento va tejiendo
en el tapiz apagado que, una
aurora, decorarán los pétalos en flor.
Mustios quedaron en los
recuerdos, sin textura ni color.
¿Hoy quieres decir adiós?
En buena hora vayas,
no abro ni cierro puertas
ni tan siquiera… para detener
la hora en el péndulo de un reloj.
Juana Campos Cortés
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