En cada nuevo anochecer
siempre esperanzado busco
en las estrellas y luceros,
aquel dulce beso suave
que roza mi alma cada noche
cuando logro entrar a soñar
con tu dulce imagen celestial.
El beso que rozó mi alma
ha sido muy dulce para mí
quedando en mi mente,
y mi corazón sueña latiendo
de gran emoción por tu amor
tan puro como la noble luz
de nuestra luna de miel,
fiel testigo de nuestra unión
cuando por primera vez
hemos compartido con Dios
aquel dulce beso suave
que roza mi alma cada noche.
Oh mi dulce y amada luna,
podrás encontrar a mi amor
entre tus nobles estrellas,
y en mi nombre besarle
con el mismo dulce beso
que ha rozado mi alma libre,
en cada nuevo anochecer
desde el mismo cielo bendito
para velar por mi vida solitaria,
hasta llegar a tocar su rostro
cuando tu dulce luz bendita
me invite a ser parte de ti,
con tus dulces estrellas
que en cada noche otoñal
con tus besos rozan mi alma.
Claudio Kruger Ahues -Chile-
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