jueves, 1 de noviembre de 2018

CÁLIDA, AHÍ DONDE TE TOCO


¡Cálida ahí donde te toco!
en la oscura noche mi mano se desliza
como un paloma buscando un abrevadero
para saciar su ardorosa sed.
Y encuentra tu cuerpo vaporoso.
-Y sobre lo espléndido va lo irrepetible-
y haremos de una serena noche toda una vida...
para amarnos, hasta que la alondra
venga con la aurora a despedirnos...
Situaremos el cuerpo hacia las nubes
para que llueva, que carmen los ardores
de esta fértil tierra, donde el labrador
suspira resignado y se lamenta.
En esa pulsable tentación de ser en dos un solo verbo.
Y ella plácida pero deseosa, tendida, vaporosa,
con las mieles del deseo aflorando por su boca,
esperando el asalto intrépido del momento...
¡Niña loca, joven enamorada!
Adelante de los pequeños vapores
y de las cuadrigas de caballos que tremolan...
Desnuda en la noche de las horas peligrosas:
-Vaporosa, sensual-
Los senos esféricos, sonrosados sobre el cuerpo
horizontal apuntando hacia el cielo azul,
apuntando a un fantasma erecto y libre...

RAFAEL CHACÓN MARTEL

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