lunes, 28 de mayo de 2018

VOLAR, CORRER Y VOLAR


Onzas de chocolate sobre pan caliente.
La lluvia que cae sobre el ventanal.
El suelo de piedra y la llamada urgente
al juego en la calle, olor a azahar.

La plaza se abre entre cuatro esquinas.
Dos calles que cruzan la más tierna infancia.
En el viejo techo, nidos de golondrinas .
No existía el tiempo, tampoco las distancias.

Y chicles Cosmos para llegar al espacio
aunque nuestros héroes eran de carne y hueso.
Urtáin, Luis Ocaña y Mariano Haro.
Huérfanos de plata pero no de abrazos.
Los niños que fuimos no deseaban más
que volar, correr y volar.

El carro de helados sube por la calle.
Lo espero nervioso junto al portalón
de aquella posada y aún siento que late
de aquel niño amigo el bravo corazón.

Corro San Francisco hasta el Porvenir
donde las palmeras aún permanecían.
¡Que poco hace falta para sonreír
cuando el alma es niña y la inocencia vida!

Y chicles Cosmos para llegar al espacio
aunque nuestros héroes eran de carne y hueso.
Urtáin, Luis Ocaña y Mariano Haro.
Huérfanos de plata pero no de abrazos.
Los niños que fuimos no deseaban más
que volar, correr y volar.

ALFONSO BARO -Puerto Real-

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