Viaja volando por el espacio,
sin dejar huella de su camino,
sin tener alas que lo orienten en su mundo;
pero su vuelo es impetuoso.
Que maravilloso es volar libre,
Sin marcar su camino,
Sin alas que te guíen.
Hacer los compases de este a oeste,
de norte a sur, llevando su ritmo interno.
Que fabuloso volar indicando los compases,
formando las corrientes de aire,
por las diferencias de temperatura,
sin que nada impida tu voluntad de volar libre arrullando las esferas.
Esferas moleculares que danzan,
en el sentido de la variación de la temperatura,
su danza armónica viaja sin cesar
transportando toda clase de energías
mecánicas ondulatorias.
Ondas sonoras que transportan sonidos audibles a nuestros oídos,
que nos sensibiliza y llena de música
nuestra vida cotidiana
y apaciguan nuestros corazones dolidos.
¡Oh viento impetuoso y majestuoso!
¿Qué respeto tan asombroso podemos tener por tu acción y reacción?
Si hasta los griegos antiguos te encomendaron al Dios Eolo
y nosotros continuamos sintiendo tu danza, sin que tengas algún descanso.
¡Oh viento impetuoso y majestuoso!
Fernando Enrique Zárate Ángel -Colombia-
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