Tengo deseos de escribirte miles de versos,
pero siento que marcharé muy lejos
a otros mundos muy lejanos,
y tan solo me han de iluminar el sendero
tus dulces ojos de rubí
quienes tan solo al leer mi escrito,
se vayan a poner muy tristes,
y dejen caer lágrimas por mi recuerdo,
las que nunca con mis besos,
podré jamás nunca lograré beber.
Desearía colmar tu mente
con miles de sueños hermosos,
y convertirlos en hermosa realidad
para así demostrarte al fin,
cuanta falta me haces.
Pero temo que con mis palabras,
contaminaré tu mente pura y sana.
con los virus de mi contaminado pensamiento,
ya que sin estar frente a tu bella,
y angelical figura los malos pensamientos,
dañarían nuestro puro amor.
No deseaba escribir más,
para que con tus blancas,
y aterciopeladas manitas
junto a tus dedos de colibrí.
nunca fueran contaminados
por mi mal cuando al tocar
el pergamino de mi carta,
te pudiesen lastimar más
de lo que ya he hecho yo
desde el mismo instante,
en que mi mente se acordó de ti.
Pero mi destino, y mi karma de vida,
es amarte con pasión
hasta el último segundo de respiro,
que Dios me ha de otorgar.
Tal vez nuestros caminos de la vida,
nunca nos han de juntar
pero fiel a mi karma de vida,
no importando mi sacrificio.
caminaré, y caminaré por valles,
y por Cielos volaré soñando
flotando sobre los mares, y océanos.
Desiertos he de cruzar,
selvas exploraré buscando tu amor,
y algún día mi dulce adorada amada.
Dios nos ha de unir no importando
si no nos hemos encontrado jamás.
Tan solo nuestro mutuo amor,
nos dará la confianza mutua
para reunirnos tomados de las manos,
y muy juntos los dos una vez más,
junto a la dulce compañía de Dios,
sembraremos por el mundo,
nuestras semillas de amor
para que nuestros hijos, y nietos,
y toda nuestra futura generación,
sigan sembrando por el mundo,
esas semillas regaladas por Dios.
Claudio Kruger Ahues -Chile-
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