En las paredes de mi cuarto
está encerrado, todo el amor
que noche tras noche
tú me das.
Mi cama tiene tu esencia
a hombre apasionado
y mis sábanas impregnadas
de nuestros cuerpos ardientes.
Cuando me dejas en las mañanas
sigo respirando tu aliento
que en mi boca han dejado
tus hermosos besos.
Y en mi cuerpo
el éxtasis de tu amor
adherido a mi piel
perfumada del delirio de amarte.
Y cuando despierto buscándote
me abrazo a la almohada
para sentirte un poco más.
Apretujarla, besarla, porque sé
que ahí estás.
Y guardo todo intacto
el aroma que como un vaho
recorre la habitación
sabiendo que por la noche
en tus brazos otra vez estoy.
Diana Chedel -Argentina-
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