Al cielo se implora y se grita
¡ ayúdame mi Dios !
entre montañas, praderas y mares
clamor de aquel dolor
hace estremecer
la tierra y las aguas
donde pasa cada lagrima
llorando la desesperación.
Aquella que de rodillas cae
suplicando piedad
ya que la desolación
ha quebrado sus alas
con alevosía y maldad.
En aquel desconsuelo
rompiendo todo a su paso
no encuentra ni un ápice de compasión
ya que no puede descubrir
los motivos de tanta maldad.
Aquel dolor pide clemencia
pues necesita encontrar
senda que muestre
minúsculo lucero
para sacarla de esta soledad
no pudiendo asimilar
motivos de tal desgracia.
Busca entre las estrellas
luz que le indique
senda que hay que recorrer.
Sabe que habla su consternación
pues en el fondo de su ser
su fe
indica que ha de encontrar
la paz donde debe descansar.
Hoy es uno de esos días
letárgico y lacerante
pero hay que salir
airosa de tal realidad.
Sandra Méndez -Guatemala-
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