domingo, 26 de enero de 2014

ESTAMOS SOLOS


Al silencio del mundo
no me apego y me gusta
escuchar tu canto,
que pide fuerza
para cruzar con su
albedrío, al otro lado
del río.

La tierra no es una
casa que alberga
el eco de los que
callan, basta una
manzana para calmar
el apetito, no somos sílice
de huérfanos contornos,
lloro tu hambre y me
duelen tus lagrimas.

Voy rondando con tu
cuerpo y con tus
brazos hacia donde
a veces nunca llegamos.
Y nos encontramos mas allá
del tramo de lo confuso,
en la melancolía de los
difuntos.

Calman tu dolor los
arpegios del cielo aún este
sembrado bajo el lienzo del
infierno. Así le llamamos
a los que no tienen nada
y a la raíces que mueren
bajo las sombras de muchas
miradas.

JAY JAY

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