Una vez, por casualidad, alguien encontró a la única mujer intocable del mundo.
No se sabía si era la única pero sí la menos "tocable".
Por supuesto, enseguida, el amor chisporroteó entre los dos.
Y enseguida se convirtieron en dos volcanes en erupción paralela e intocable.
Dos hogueras cercanas e inamovibles.
La mujer más intocable de la vida seguía su inercia.
El hombre más avaricioso del mundo acariciaba su desdicha con pena contenida y saber estar.
Pasaron los años y la mujer más intocable se convirtió en la más deseada y deseable del mundo, en una una joya de otra dimensión.
El hombre tonto más tonto del mundo,
supo contener su pasión escondido entre letras y alcohol y en loor de multitudes.
Por suerte, esta historia está por comenzar...
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
ME REBELO
Hace 9 horas
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