¿Que si los conocí? ¡Claro que los conocí! ¡Y los padecí tam-bién! Otilia y Rafael fueron mis vecinos durante dos años y por culpa de ellOs fue que me mudé de San Román para acá. En ese tiempo, ese par me hizo la vida imposible, y no sólo a mí sino a todos los que vivíamos en el edificio. Yo nunca he conocido a nadie tan insoportable como ellos. Aparte de chismosos, pedantes y calumniadores, nunca pagaban el condominio o lo pagaban a destiempo, sus hijos ensucia-ban y dañaban las áreas comunes, y armaban escándalos a cualquier hora, especialmente en la madrugada. Los cobradores hacían cola en la puerta del edificio y, cuando podían entrar, se paraban delante de la de su apartamento, para esperar que salieran. Y no salían, lo peor es que no salían. Y, si salían, lo hacían tempranito, antes de que lle-gara el primer cobrador. Y volvían a medianoche, cuando ya no se ve-ía ni un alma por la zona. Mira, en los veinte años que tengo trabajan-do en finanzas yo he conocido a malos pagadores pero adonde esos llegaron no ha llegado nadie... Por si fuera poco, Otilia y Rafael siem-pre estaban viendo cómo sacarle provecho a todo, pasando por enci-ma de lo que fuera y de quien fuera. Figúrate cómo serían que, cuan-do estaban por divorciarse, hablaron con un consejero matrimonial que yo conozco y, como se pasaron la sesión discutiendo y echándole la culpa de su situación a todo el que les pasaba por la cabeza, el consejero los mandó a callar y les dijo: “Ustedes son incompatibles, pero no sólo entre ustedes, sino con todo el mundo”.
Del libro COMEDIA URBANA de ARMANDO JOSÉ SEQUERA
Primer Premio Bienal Literaria “Mariano Picón Salas” Mención Narrativa “Salvador Garmendia”, Mérida, Estado Mérida 2001
Publicado en Los Libros de las Gaviotas
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