La sagrada mesalina de los linces
y las anfisbenas
es arrastrada y escupida
por las enormes garras y pico
de un Ave Roc coja y macilenta
bajo la voz ya podrida
de un azul y entristecido basilisco
el cual está atravesado
por la espinosa mirada
de una gárgola rubia y coqueta
mientras la noche
como una hetaira deseante y deseada
abre sus piernas hechas de nubes,
truenos, rayos, granizos, lluvia
y relámpagos
para ser penetrada
como una virgen temerosa pero dispuesta
por un lujurioso cometa
cuyo aéreo y telúrico ardor
pervierte todo lo que toca.
Y entonces un inmenso orgasmo
en forma de paraguas
cae sobre la tierra sojuzgada
por las sombras
y los deseos sublimados
de los amantes insatisfechos,
disfrutado por un enorme serafín
ya agonizante
que lega al mundo
el ardor de su promesa.
Y la rencorosa luz de la lujuria
sigue escribiendo sus terribles anatemas
sobre la piel,
todavía palpitante
de la laguna Estigia
con la tinta del odio
y del dolor.
Víctor Díaz Goris -República Dominicana-
DE FACEBOOK - 6141 - ESPABILAR
Hace 10 horas
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