No he vuelto a afeitarme
desde la última despedida;
es el luto que mi rostro
guarda por tu ausencia.
Tal vez he sentido
el pánico de la sangrienta
posibilidad
de que la frialdad de mi
vieja cuchilla oxidada
rasurara una vez más mi cara.
Temo mirarme al espejo
y encontrarme a un hombre sin afeitar,
la cobardía de su miedo
reflejada antiestéticamente
por la traición del azogue
persiguiendo su derrota.
Del libro En pie de tregua de DANIEL GRANADO PULIDO -Cádiz-
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Hace 12 horas
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