En la cima álgida de los tiempos olvidados
mora la igualdad desnudando mis miedos.
En la cumbre del relego sobre este mundo
llora la firmeza en equilibrio de mis pasos.
En la desidia austera de almas peregrinas
reside la herida de mis rectitudes vejadas.
Y no hay males que dobleguen las básculas
ni bonanza que eleve todos mis balanceos.
En el frío desorden del pretérito solitario
esgrimo las palabras que claman mi alma.
Y emergen desde siempre mis plegarias
“ecuanimidad” para los que no la tienen.
“Verdad y justicia” como firma indeleble
que trémulas caminan en mis penumbras
que ciegas imparten su dádiva perpetua
aunque mi esencia sufra… toda condena.
Y en el paso de mis destinos inexorables
encorvado ante su trono… me condono
postrado ante su atisbo… me ajusticio.
Diego López (Argentina)
DE FACEBOOK - 6136 - HACE OCHO AÑOS
Hace 5 horas
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