Hable tu cuerpo; si alta su elocuencia,
será diáfanamente comprensible.
Se exprese en arrebato o sugerencia,
no mentirá, su léxico es tangible.
Si el mensaje pasara inadvertido,
no te demores, sigue tu viaje,
que otro interlocutor prestará oído,
replicando en idéntico lenguaje.
2892
Cada día es noticia, y aventura,
imprevisible a veces, sorprendente.
Sólo el necio asegura
que hoy no es más que un ayer intranscendente.
El tedio, la desgana y el hastío
sólo son falta de imaginación.
Renazco cada día, soy el río
que fluye y queda, y esa es mi canción,
indefinidamente renovarme,
no sentarme al espejo y contemplarme.
2893
El libro quiero ser que tu mirada
recorre línea a línea, ensimismada,
y al que dedica su atención entera.
El libro que te absorbe, penetrando
los estratos del alma, y transformando
cada rígida arista en blanda cera.
El libro que acaricias, y devuelve
tu leve roce en cúmulo de ideas;
ese libro que tanto saboreas,
y al que el alma, si ausente, siempre vuelve.
2894
Los deseos son fuerzas naturales,
tal que aludes, seísmos, o ciclones,
irrealizable sujeción o doma.
Tal vez analizando sus rituales,
comprenderemos que nos dan opciones
a lo que se construye o se desploma.
Tienen firmes impulsos creativos,
y hablan en tal idioma
que al escucharlo nos sentimos vivos.
2895
Esta copa de vino
con que por ti, inspirado, brindaría;
esta copa de sangre que me obstino
en derramar sobre tu anatomía;
esta copa de sueños e intenciones
que entre ambas vidas compartir quisiera;
al fondo hay un diablillo, y sus funciones
requieren que bebamos, compañera.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-
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