dualidad cautiva
de un ayer
esparcido en añicos
huecos de esperanza
te yergues despreciativa
mostrando el semillero
de las realizaciones
que nos ensueñan
con prolongaciones de vida
Te sonríes de mi paso firme
causando con tu sigilo de tacón
la oquedad de la duda
¿Yo soy? ¿Eres tú?
Rociada con el baño incorpóreo
amanecida del propio ocaso
te jactas de tus manos
de siesta imperturbable
y de las vacuas cuencas de tus ojos
ávidas condenadas
en voluptuosa oscuridad
Compañera Sombra
tendida sobre el empolvado arcón
que esconde los deleites
clausurados en obstinadas negaciones
que con alguna claridad afirmaremos
Perseguida Sombra
latido cruel
de mi propio latido
susurras el cántico
que volatiliza el llanto del rocío
en sucesiones primaverales
Estúpida Sombra
que a tientas murmuras
tus cadenas
en el sitio que mi soledad
te permite
Amada Sombra
abismada en una inconclusa vaciedad
repleta de apodos
MANUEL JESÚS GONZÁLEZ CARRASCO -Madrid-
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