de la exclusividad. La transparencia
se ha hecho mi territorio, como el ímpetu
ha ido retrocediendo ante la seda.
Posee cada tiempo sus valores,
su sensibilidad, sus preferencias,
ni más ni menos válidas; distintas,
como la libertad, o la belleza.
¿Quién puede adjudicarle opciones únicas
a otra persona, por amor u oferta?
Nace tal pretensión de la arrogancia
y la inseguridad, o la certeza
neciamente adquirida
de un derecho limítrofe a la ofensa.
Traigo un ofrecimiento
de amor de intensidad, mas sin cadenas;
de capitulación, mas sin conquista;
de compromiso sin intransigencias.
Quien blande armas de amor ilimitado
y hacia toda una vida lo proyecta,
o es ingenuo o es necio
fabricante de efímera quimera.
Vengo a ti con el alma entre las manos,
ofreciéndote acciones, no promesas;
aquéllas son tangibles,
y éstas son de humo que en el aire vuela.
La intensidad derrota a la abundancia
en cualquier campo de batalla, y muestra
que un año de optimismo no se impone
a una semana de absoluta entrega.
Ven hacia mí, desnuda de futuros,
alzando un hoy de luz y de colmenas,
sin proyectos, que se hunden o se esfuman,
sin preguntar por nuestras propias huellas.
La vida es el instante que nos llama;
vivámoslo, no más, porque se ausenta.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-
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