1
Cristalitos de agua que son
hablar de lenguas blancas
y debajo, las cosas latentes,
las secretas cosas bajo la nieve
diciéndose en susurros de gotas
sobre las hojas muertas.
Se despenan las miradas por la calle Onelli.
Maquillajes de neón, verduras viejas, rumores
digitales y cirujas gemidos de almitas frías
pidiendo tabaco y un mesías bajo el cielo roto
de las esquinas. La gente es toda espalda,
puro irse circular.
Cristalitos de agua son
modos de ser la tierra y el cuerpo,
desvíos de la palabra
donde nos inscribe junio
hechos de puro interior, ocultos
entre los reflejos leves del ripio
bajo la garúa.
Un perro sueña la calle desierta. Un perro
sueña la mano de un niño aleteando
en el viento blanco. Un perro sueña
que se lo llevan entre caricias a un mundo
en llamas. Sueña que no es un perro,
que es una elegante rama de pino en lo alto
y no hay calle, ni caricias, ni niño.
Cristalitos de agua, que hacen urdimbre
con historias de amores y desencantos,
en descensos leves de los labios
en la fatalidad del orden y del caos
sucediéndose entre las filigranas de humo
sobre los árboles, donde los cristalitos hablan.
La boca del hombre dice una A bajo cero. Agujas en los
/ojos
disueltos, y sólo la A queda del hombre congelado,
que una vez, se soñó perro en la calle. Ahora, ni eso.
2
Las palomas se hamacan en los diecinueve cables negros
que segmentan el cielo. Siluetas azabaches en la
oscuridad tenue;
un vapor de noche sobre los lomos de los gatos
hambrientos. Las bolsas de basura oscilan, pendulan en
/racimo.
Una guitarra eléctrica triza el espacio, disloca las placas
de lo real, mientras alguien empuja un cuerpo sobre el
/barro
como hierro florecido, y cumple el mandato más caro
/del Amo.
3
En los escaparates: zapatillas como animalitos
/abandonados,
relojes, pantallas, discos, ropa de marcas adulteradas, las
/narices
como piedras, lo que NO, lecturas de un cuento en las
/vidrieras
y la que mira se desdobla, se multiplica, es un pulmón
/enfermo,
es una madona, es un cuerpo extasiado frente a un plasma,
hay humo, channel, seda, kerosén, dioses curanderos y
/glamorosos
profetas de una calle que se vuelve virtual, indolora, seca
/casilla
de madera y bronquíticos cachorros humanos hacinados,
/ser
múltiple, ser hidra, ser hambriento que se sacia en otra
/parte
que es ninguna parte, pero tanto progreso, hija, mirá
/esos corpiños
y esas tetas que nunca, pero podría, ¿por qué NO?, ¿por
/qué yo
NO?, seguro que sí hija, lo dijo el Pastor ayer mismo:
/nosotros
heredaremos los escaparates.
JORGE CARLOS ALEGRET (Argentina)
Publicado en la revista Gaceta Virtual 76
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Hace 22 horas
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