La contemplación de la velocidad
circundante es una soledad.
El ruido hace valedora a la estridencia
en una extrema comunión
entre complacencia y pereza.
Ladran y ladran para que desistas
y mires cabizbajo las migajas
de lo que mereces por lo que eres:
ser empeñado en ser
alrededor de tanta fugacidad.
Tu sombra tendrá la cabeza
adecuada, la tuya, la propia,
mientras tu cuerpo desmochado
considera la apuesta
de hacer seda junto al gusano.
MANUEL JESÚS GONZÁLEZ CARRASCO
DE FACEBOOK - 6141 - ESPABILAR
Hace 40 minutos
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