Apretó el libro con un gesto de impotencia. Sentía las contradicciones que lo vapuleaban por su salvaje conducta, las circunstancias lo exigían. Leyó con fruición y como para no olvidarlo jamás. Ya lo había hecho con otros títulos pero ahora la intuición le advertía que sería el último ultraje a la cultura. Lo arrojó a la fogata donde ardían otras novelas y sintió el fuego por dentro y por fuera, su corazón ardía. Lo último que Montag leyó antes de calcinarse fue el nombre del libro que lo precipitara al final: Farenheit 451
Nelly Elías de Benavente -Argentina-
Publicado en la revista Mapuche 64
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