... La última llovizna, enrarece
aún más el paisaje
proveyéndole
una aureola pagana.
Escucho las gotas,
abofetean el cristal
en la ventana
y no me atrevo a salir
por temor
de arruinar el sombrero.
No sufro manía compulsiva,
me costó cuarenta dólares
con un anticuario.
Mi sombrero
es fuente de inspiración
para enfrentarme
cada noche
cara a cara con la muerte.
No sufro de fetichismo,
pero lo admito:
Ciertos objetos ejercen
un peculiar encanto
en quien los posee.
¿Quién no recuerda
el abrigo de Oscar Wilde,
o la cazadora
que usaba Hemingway
el día de su suicidio?
Las gotas en la ventana
se rehúsan a irse.
Yo me aferro con ahínco
a las alas
de este sombrero
para acceder a lo desconocido.
Daniel Montoly -República Dominicana-
Publicado en la revista deliteraturayalgomas
DE FACEBOOK - 6136 - HACE OCHO AÑOS
Hace 21 horas
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