Cerrar una llave
para que duerma el agua
en los caños
y se potencie
el mínimo rocío del eco
en cada espasmo de gotera.
Abrir dos puertas
para que pase el viento
a la intemperie,
cargándose una alfombra
en desuso.
Cerrar un paraguas
para heredar al suelo la desgracia.
Abrir un cajón
para aliviar la reclusión
de fotos arcaicas.
Zurcir un remiendo
para alejar del hueco
las sobras de un banquete peripatético,
abrir dos piernas
para entrar
por donde hemos salido.
FERNANDO MARQUINEZ
Publicado en la revista Lamás Médula
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Hace 20 horas
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