Bañada por el mar,
hermosa y luminosa,
enamoras al que en ti vive,
al que a ti llega.
Las estrechas calles
del casco antiguo
todas conducen a un mar
de aguas plateadas.
En la ciudad nueva
altos edificios tocan el cielo
y vigilan las playas
de arenas doradas.
El aire huele a sal
tan intensamente
que en cada rincón
el mar está presente.
Perderse por sus calles,
sin rumbo fijo, bajo la luna,
es una aventura
relajante y apasionante.
JOSÉ LUIS RUBIO
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