sábado, 14 de noviembre de 2020

CONIL


 Puedo repetir y repito

que el mar te besa,

de día y de noche,

con el ímpetu de un enamorado

incansable que, pese a los años,

no ha perdido el ardor

de aquellos primeros días.


Has crecido y te has alejado

pero contigo te llevaste su perfume

y quien a ti se acerca

lo huele en cualquier rincón

y lo busca porque quiere conocer

a quien despide un aroma

tan penetrante, tan cautivador.


Cuando te ven, tu color indefinido,

unas veces azul, otras verde, otras gris,

se graba en sus ojos y sus corazones

se aceleran sorprendidos de tu inmensidad

y desean que beses sus pies,

su cuerpo, esperando que en esos besos

les entregue algo de tu grandeza.


Vienen a buscarlo a él

pero te encuentran a ti

y si vuelven ya no vuelven solo por él

sino que ahora vienen por ti

porque también tú les has sorprendido

con tu blanca belleza que acaba

con el tiempo enamorando.


JOSÉ LUIS RUBIO

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