Tengo que aprender a morirme, ensayar la expresión de terror antes de ser cremado, lavar mis huesos para las llamas, bañar y secar mi sombra para que su próximo dueño la encuentre adecuada, y exorcizar mi alma de todos los pensamientos impuros, (los más disfrutados y queridos), para que Dios me juzgue quizás con compasión. Tengo que lavar, mis pecados, esperando que el Amor que los inspiró me los devuelva convertidos en besos… y que el Cielo me permita volver a no pecar... Tengo que acostumbrarme a no estar vivo, pero mi alma que sigue temiendo morir, ¿Adónde irá?
Victor Diaz Goris
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