No es una casualidad. Hemos convertido el camino entre los pueblos en una almadraba humana. Nos alimentamos de carne humana. Sin su ruina no seríamos primer mundo, no viviríamos así. Mueren en alambradas, en vallas, en desiertos, en mares, en camiones, y aun seguimos diciendo: ¡Primero, los españoles!
JUAN LUIS RINCÓN ARES -Puerto de Santa María-
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