Parpadean en un suave vaivén, las mariposas de tu cara, en un delirio exquisito, mientras un rayo de luz ilumina tu cara.
Tus ojos han tomado el brillo del sol, y de amor, me embriagan.
En tus labios, se ha posado, tiernamente mi boca, para beber la dulce miel de ese panal, que me provoca.
Desenfrenadas caricias van pintando mi cuerpo, cuando en mis oídos susurras tus preciosos versos.
Las flores del jarrón se han vuelto tersas, más lozanas aún, bendiciendo nuestra alcoba, con inusitada belleza.
Estoy en el paraíso de tus encantos, en el cielo que tú me regalaste, en la sublimidad del amor que me entregaste.
Pluma de Paloma
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