Su risa es agua cristalina
su sonrisa es indescifrable
su mirada es pura, prístina
su andar es tierno, adorable
su caricia, ¡oh Dios, es de ángel!
y su voz, los sonidos del vergel.
Es el milagro de nuestra vida,
la vida misma por Dios ungida;
la energía de la continuidad,
es la verdadera causalidad.
el universo de la sociedad
punta de lanza de la humanidad.
Su caricia, ¡oh Dios, es de ángel!
y su voz, los sonidos del vergel:
el niño es la piedra angular
lo más hermoso de nuestro hogar
es el diamante que hay que pulir
para que brille en su devenir.
Una dulce caricia, un beso,
un te quiero de un dulce niño
es ternura y su gran cariño;
es dulce y bello embeleso:
Mi niño mío, te amo, te quiero
por ti doy el corazón entero.
JOSÉ VERDE CRESPO -MÉXICO-
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