Mañana moriremos, es la única certeza
que duerme en mi garganta.
No sabré nada más.
Me asomaré a la ventana,
veré la lluvia caer y yo pensaré
que será la última vez
que quiera seguir volando,
más allá de estos muros.
Mañana seremos locos,
locos que abrigan quimeras,
locos argumentando contra la orbe.
Mañana será otro día,
otro reposo y otra maldita guerra.
Me he comportado como un ser normal,
o ser normal es un ser extraño que viaja por los tejados,
solo entre las cañerías,
entre los semáforos,
entre la calle de al lado o la calle de atrás.
Me he comportado como soy,
cobarde e impune
frente al cristal,
la porcelana que se ha quedado en el mueble
esperando que sea navidad,
como me siento,
ser únicamente como el anuncio del turrón,
de la lotería,
de la soledad más mezquina.
Isabel Rezmo
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