domingo, 31 de marzo de 2019

GUIÑO A LEOPOLDO MARÍA PANERO


Las cuencas están vacías después de
la tormenta de arándanos
que aunque dulce
muy espesa y aunque segmentada
por enclaves de modernidad
los solsticios psicóticos aproximan.
Los monumentos de la ciudad
hablan consigo mismos y la ira se
transforma en calma de precipicio gracias
a la estela hipnotizante de la duda.
Los vasos vacíos hoy no silencian nada
porque prácticamente no hay nada.
Ya sabes eso de que los artistas surrealistas
silban al CIERVO porque Panero
(el gran Panero) navegaba en
columpios de soledad y del manicomio
salía y entraba como si del patio de un
parvulario se tratase.
No había más vertedero que el
vertedero que sonreía al monstruo.
Las cavernas sigilosas estaban aquí en
el vertedero del ahora
porque tú eras sigilo y aunque sigilosa tu
voz
retumbaba en la aurora boreal del demonio
como si fueras trébol
porque tu roncha era costra
y la pestaña del cristal que bosteza de lado
como la rata y el pájaro
eran unión de la aniquilación del asentamiento
global de tu ripio
como siempre oscilante,
tal vez como el viento.

Fran Sierra /Francisco Serra

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