Disculpadme, amigos míos,
puesto que estoy en capilla,
ya me pesa hasta una silla
y mis Musas, son vacíos.
Siento mil escalofríos,
por los hechos que me acechan,
pues los cercos se me estrechan
y ya llega la tragedia,
si es que Dios no lo remedia
y mis neuronas sospechan...
Con sudores como ríos,
cayendo por la mi frente,
mi dolor es inminente
y carezco ya de bríos.
Mis pensamientos sombríos,
no conservan esperanza,
la pesadumbre me alcanza
y se agitan mis temores,
presiento muchos dolores...,
pues ya llega la mudanza...
Julio G. del Río -Valencia-
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