En tu frente descansa el color de la amapola
el trino del pájaro, el desconsuelo
de la quinceañera que perdió su primer amor,
oh, arianda, cuando tú, poeta, corres
detrás de las musas...
Por ferrocarriles y campos
el distraído labrador te da la espalda;
de tus pisadas quizás salpiquen los charcos,
pero tú sigues incansablemente buscando...
Algún pastorcillo sin recuerdos te saluda
te pregunta por su olvidada voluntad;
las manos en los bolsillos y esa cara
de pájaros distraídos.
El sol se contempla majestuoso a su alrededor
intentando darle sentido
a sus pensamientos incompletos;
pero el poeta que quiere alcanzar algo....
Oh, buscándote amada musa...
le palpitan los ojos pálidos en tu red;
como tesoros perdidos que brillan de súbito,
al cruzarse con su volátil memoria.
Pero acallas los grandes árboles y las encinas pardas,
tratan de ocultarlas, te vigilan
como a un ladrón que tratas de secuestrarlas;
Oh noche, mi alma sobrecogida te pregunte:
¿adonde se fueron, las necesito?...
RAFAEL CHACÓN MARTEL
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