Eres tú mi estrella más fulgurante,
resides en mi espíritu.
Tu escenario se manifiesta
en cada poro de mi piel.
Te presentas en el murmullo del viento,
en las hojas caídas que vuelan.
El eco de tu voz indica
el sendero,
mi conexión directa a tu corazón.
Tus manos delinean el trazo
de la espera.
La luna, ha sido fiel testigo
de las palabra vertidas.
Cataratas de besos
cubrirán nuestros seres,
bendiciendo
este milagro.
Nuestras almas
dejaron de vagar,
para arribar
a su principal morada.
Se sepultarán las tristezas,
aquí,
en esta tierra de encuentros,
entre ríos y montes milenarios.
En nuestra nube
nos elevaremos
a ese contexto ideal,
el que trazamos
entre atardeceres y amaneceres cómplices.
Sólo somos
una sutil mujer y un hombre solitario,
en busca de la redención,
para emerger a la vida.
ZAIDA JUÁREZ -ARGENTINA-
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