soneto
Vida retenida en el secreto
que celosamente, mi alma vieja,
sobre un lecho de muerte la deja
muda entre los huesos del esqueleto:
¡Ser idílico de dicha repleto!
Sueño de noche, que de día festeja
su paz de blanca luz y la refleja
un halo de ventura a él sujeto:
¡Vida!; ¿por qué a mi puerta llamaste?;
…sin apenas saber qué era vivir
ni probar del amor placer que me baste:
¡Oh, muerte!; si yo pudiera describir
tal amor que para mi deseaste;
¡tu vida eterna quisiera recibir!
Paco Aguilar i Espada
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