Ha cambiado el negro de sus pupilas,
y ahora es azul cielo que soñó,
cuando a orillas de su mar le miró,
mientras suspira, y besó las estrellas,
enamorada de la luna dijo:
puedo soñarte en el brillo reflejo
del mar que, como aquel cálido espejo,
arroja a mis pies un suave cobijo,
la luna en su respuesta, tornó pura,
y así, aparecer blanca en el azul,
entre que en ella, para sí murmura:
te he soñado, estando aún despierta,
y aunque no pueda sentir ya mi sur,
sin verte, siento tu esperada vuelta.
Angel L. Alonso
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