Cuando cubro tus labios
de mis labios
y el beso sobre el beso
se encadena,
cuando enlazo tu nombre
a mi nombre
y el nombre de los dos
ya es uno,
cuando prolongo mi grito
en tu grito
y solo una voz se abre
en el viento,
siento mi vida en otra vida
que no es la tuya
ni la mía,
sino otra,
que por parecida,
es distinta.
Cuando sueño en tu sueño
mi recuerdo
y la sombra de la vida
se esparce
como un ceniciento vuelo,
siento como las entrañas
se me abren
desgarradas, en silencio.
Cuando no estás,
no estoy yo de veras.
Falta en mis labios
tus labios,
en mi beso
tu beso,
en mi nombre
tu nombre,
en mi grito
tu grito;
y mi vida no es otra vida,
solo piedra, silenciosa piedra,
toda de ti
en espera.
Isidoro Irroca
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