Sí, duele tu ausencia,
cuando mis párpados se abren,
saludan con bostezos a la aurora
y no te veo a mi lado durmiendo la resaca
Duele la ausencia de la tibieza de tu cuerpo,
hay el frío del olvido en el invierno.
Horas calladas masticando indiferencia.
Luna llorosa que se oculta en mi cielo,
horas sombrías se instalan en mi sino.
Verdades que se escriben entre páginas en blanco
Lluvia que cae a mis sábanas heladas,
blanco el delirio que se pierde entre la nada,
obra inconclusa de una muerte en vida.
Cofre cerrado que cautivó locuras,
ayer se marchó surcando mis hombros su desprecio.
Vana esperanza que vaga perdida entre las ruinas.
Duele tu ausencia impuesta a infinito plazo.
Raquel Alejo -Perú-
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