jueves, 4 de enero de 2018

CARTAGO


(soneto)

Embozada con blondas de neblinas
se muestra ante los ojos del viajero;
la perfuma el membrillo tempranero
que sazona de Cot en las colinas.

Se encuentra entre las huacas de sus ruinas
las huellas del indígena primero,
dos volcanes se yerguen en su fuero
cual gigantes de testas blanquecinas.

Florecen las parásitas extrañas
entre el musgo que brota en sus tejados
y se engarza el jazmín en sus pretiles.

Le tributan frescura las montañas
alfombras siempre verde los sembrados
y olorosos duraznos los abriles.

Lisímaco Chavarría Palma -Costa Rica-
Colaboración de José Rafael Orozco Torres

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