Tus manos,
ya no son aquellas manos jóvenes y carnosas
de suave piel aterciopelada.
Tus manos,
ya no son aquellas manos mullidas y regordetas
de alargados dedos y carnes blandas.
Tus manos,
ya no poseen el tacto sutil de antaño
ni ofrecen aquel aspecto tierno de juventud.
Tus manos,
son ahora manos rugosas, manos nervudas,
son manos venosas y arrugadas.
Tus manos,
hoy son, manos marcadas con hondos surcos
por avatares de las desventuras e infortunios.
Tus manos,
ahora son, ásperas y agrietadas con escamas
desprendidas de tu piel laboriosa y sufrida.
Tus manos,
hoy, a cada tacto, me enseñan las sangrientas cicatrices
del doloroso trabajo acumulado.
Tus manos,
ahora y hoy, ya no lucen bellas y bonitas como antes
y el tacto de tus dedos dejó de ser meloso.
Tus manos,
a pesar de todo, aún hoy y ahora,
siguen siendo TUS MANOS.
Tus manos,
aunque se les rasgue la piel a tiras o se abran en carne viva,
seguirán siendo tus manos.
Tus manos,
aunque perduren los años y los sinsabores,
continuarán siendo tus manos.
Tus manos,
son también mías y aunque estén rotas,
las seguiré acariciando.
Tus manos,
me pertenecen, y aunque se muestren desgarradas
las continuaré besando.
Tus manos,
las siento mías, y aunque las escondas
las seguiré estrechando.
Tus manos,
que aún hoy siguen siendo tus manos,
continuaré por siempre amándolas.
Tus manos...
Josep Esteve Rico Sogorb -Elche-
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