El caminante sigue el sendero escarpado, abriéndose paso a paso por entre la maleza. Frente a él, un león. Se observan en silencio. El pelo de ambos se eriza.
El hombre abre frente a sí el paraguas, escapando su mirada del inminente final.
José Luis Rovira (España)
Publicado en Escribimos 56
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