A Anna Ajmátova
Once memorias cobijan palabras y lágrimas inocentes en noches sin alba,
de opresivos puños que exigen cánticos de inquebrantable pureza
entre aullidos que rasgan el silencio por el hijo que no ha vuelto,
intenta ahogar la fantasía con el pico, el cuervo negro
que surca la tierra con los cuerpos de los poetas.
Once memorias, once, cantan Requiém en el silencio fructífero.
FRANCISCO MUÑOZ SOLER -Málaga-
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