¿Y tú, todavía lloras? Deberías curarte de eso.
A los velorios van tu madre, la mía, la de ellos.
y en lugar de llorar por el de turno, lloran
por ti, por mi, por ellos
como si hubiéramos muerto ese día.
No somos tan pendejos,
nosotros si sabemos
que estamos muertos desde hace años,
desde que nos marcó la piedra,
pero ellas se enteraron
apenas ahora.
EMILIA MARCANO QUIJADA (Ciudad Ojeda-Zulia-Venezuela)
Publicado en la revista Gaceta Virtual 104
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