Ya no te busco
como te buscaba antes
en los cristales
de las ventanas
que lloran,
en los bosques
que callan,
que susurran tu nombre,
en el tiempo sin hora
de un amor
que ahora ni
sé si existía.
Ya no te reclamo
entre los míos,
algo ha muerto en mí.
Firmaste el pasaporte
de tu desdicha
con la sangre
de tu engaño,
y la mortaja
de este entierro
la guardo de recuerdo
como los mejores años
de mi vida.
Ya no te escribo
ya que la vacuidad
que ahora existe
entre nosotros,
como un agujero negro,
devora las líneas
de todo esfuerzo,
y desdibuja incluso
las memorias
que delineaban el espacio
que antes compartimos.
Y así en balde es corresponder
con la sombra
de fantasmas,
con algo caduco ya,
con algo
de tan mortal tristeza.
Dean Simpson -Boston, EE.UU.-
Publicado en la revista Arena y cal 183
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