Fenecer del alma en lacerante tristeza
la noche sangra en total orfandad
el fulgor de la luna se ha extinguido
palidecen solidarias las estrellas.
Sin misericordia, ni anestesia
cargo una daga clavada en el pecho
esencia desgarrada enmudece lamentos
un dolor encarnizado me envuelve toda.
Agitado viento de la desesperanza,
anuncia la muerte de un querer agonizante
mar de lágrimas levantan olas de versos,
el calvario de mis pupilas esboza mi rostro.
Un silencio que azota fuerte, recoge mis pasos
me marcho con voz derrotada sin mirar atrás
elevada plegaria de olvido desgaja sentimientos
libero mi velaje en narcóticas aguas de amnesia.
Carmen Pedreros Avendaño -Perú / Guatemala-
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