Arde la tarde en fuego claroscuro,
humo entre viento teje sentimientos;
espesura agreste que sin futuro
dejará cenizas tras los sarmientos.
Límpido cielo, noche cristalina,
queda un espacio, fuego en velo;
calor, rugido, el alma adivina,
desde el mismo cielo, ardiente celo.
Serpiente que quemas contradicciones,
llamo a la locura, sed, ansiedades;
no me dejes presa sin ambiciones,
ruge la cordura con libertades.
CARMEN ELVIRA AZPARREN CABALLERO
Compartido por Julio G. del Río
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