Hoy sentí miedo, hoy…
de no tenerte en mis brazos,
sentí un dolor por no verte,
y descansar en tu regazo;
vi la muerte tan cerca,
que respire su aliento,
y tú… tú lejos estabas,
solo tu nombre, traía el viento.
Pensé de pronto no vería,
el color de tus ojazos,
porque al descanso me iría,
como el sol, en el ocaso;
hoy sentí miedo de la suerte,
del ocurrir imprevisto,
que así casi sin aviso,
atraía hacia mí, la muerte.
En el momento supremo,
Dios me dio la fuerza,
y protegió mi alma,
con su potencia perfecta,
luego me di cuenta,
que mi vida estaba intacta,
mis hijos, y tu amor,
que hoy a Dios ensalza.
Porque el guardó mi vida
y alejo mi momento final,
pues necesito para amar,
tu corazón mujer querida,
hoy… hoy sentí miedo,
pero también felicidad,
pues Dios sabe que te amo,
y me dio otra oportunidad.
José Prado -Estados Unidos-
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