-La mujer del Norte-
Claro de luna, en un país lejano,
vino del Norte a hombros del granizo,
colgada de sus cuellos como un rizo
a morir a mi sombra aquel verano.
Hielo su nuca, en esta abierta mano,
con el calor de un beso se deshizo;
la belleza en su rostro fue un hechizo
de almendro en flor, con el candor humano.
Su vida, fue la vida de las flores:
el altar, de un adagio de violines,
y la tumba de todos los colores.
Su muerte, la de todos los jardines.
Su muerte, la de todos los amores:
¡el abandono, al fin de los festines!
Antonio Ramos Olmo -ESPAÑA-
No hay comentarios:
Publicar un comentario