siempre nunca habrá un primer plano de chicos
jugando a construir un castillo
mar con viento y la arena sal amarga tan a
contraluz como la maledicencia
ella empieza el cuaderno azul intimidada por los
debe y los haberes
encuentra en lo escrito razones para creer que se
es feliz ¿alguien puede asegurarlo? no tanto
ahora que lo abre para que salgan los
moluscos que se le incrustan cuando de noche
el mar se mueve
batido del agua motor oceánico a tres tiempos
que no para de latir
corazón sobreactuado por quien le adjudica
víscera al milagro de la vida pero no
los mecanismos del amor pero no
motor que bombea el agua que alisa las pisadas y
borra heridas del alma te imaginarás que no de
todas ella se extiende y espera ola sin
esperanza
estuvo aquí exactamente
en esta arena otra en este mar otro que va y que
va recuerdo de lejano infierno de playas
idénticas eneros cargados de aceite de coco y
esas lonjitas de la piel
por el temor de dios se bate el agua a punto de
merengue maquinaria incesante nunca jamás
el mismo sol crece dos veces
la cuña del viento se clava y filtra zumbidos
hipnóticos por rendijas y grietas dactilares del
caparazón soleado
pájaro que sangra
ojo que castiga
miles de puñalcitos uno al lado del otro clavados
con total prolijidad
así es el mar guarda la memoria y deja que
uno sea siempre
atravesar macizos hormigonados y luego un
pastizal al ras y no encontrar las cavernas
no no encontrar las cavernas de la infancia
sí ver olas desconocidas arena en disposiciones
caprichosas y un cartel oxidado cocacola
-¿Será idea mía, madre? (nadie puede contestar)
el hotel majestuoso enorme ahora se muestra
afantasmado
la fiebre hace ver los corredores vacíos con
puertas alineadas sin falleba
el resplandor del resplandor del brillo del brillo
-Pero no.
MARÍA LYDA CANOSO -Argentina-
Publicado en la revista Gaceta Virtual 90
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