Cuando se está en el exterior
la frontera es celda suave.
Prisionero de otros sitios,
sueñas volver como las aves;
migratorias.
Y llegados, a la vuelta,
el aire es dueño de ternuras.
Aires de lugares conocidos
con aromas de flor pura,
y su historia.
Sensaciones indecibles,
luz de cristal indescifrable
sobre la mar lejana que pone
límites a la libertad deseable...,
¡pensamientos!.
Llegado al último umbral,
es mandato, tierna mirada a las piedras
y, en tal manera, que el humo o la flor
son comunes al recuerdo infantil de su esencia
de sentimientos.
Pedro Jesús Cortés Zafra -Málaga-
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